El Santo
Siento cierta predilección por el cine de serie B, Z y ultraZ, quizá porque cuando veo estas películas me embarga una sensación de nostalgia y admiración hacia todas aquellas personas que se embarcan en proyectos descabellados y absurdos con la esperanza de alcanzar metas mayores, pero más tristes y aburridas.
Actualmente me ha dado por buscar películas protagonizadas por el luchador mexicano EL Santo, autenticas obras cumbre del casposeo divertido, inocente e infantil que tanto me gusta. Una cosa ha llevado a la otra, y casi sin quererlo, me he visto inmerso en la biografía via internet de este personaje mítico, al que tanto debe la subcultura mundial y la lucha libre payasa que amenizaba mis tardes de domingo en Televisa.
Estas cosas dan que pensar. Ya sabéis. Aquella típica frase de que la realidad supera a la ficción se hace patente en historias como la de Rodolfo Guzmán Huerta, alias El Santo, padre de 10 hijos, intento de actor y superheroe mexicano.
La vida está llena de historias increibles y tremendas, de vidas que, como un episodio de los Simpson, empiezan por un derrotero, para acabar discurriendo por un camino inesperado. La vida es una pista de aterrizaje llena de ganado, en la que tienes que sortear cientos de obstáculos para intentar aterrizar en ese poblado que tanta ayuda necesita. La vida es un mundo lleno de gente ejemplar con historias apasionantes que nunca saldrá en los libros, que viven su silencio con la resignación que te da el anonimato, que se ocultan detrás de una máscara para convertirse en iconos del pop, para mentirse y huir de una existencia descabellada que ningún guionista imaginaría.
El Santo comenzó siendo Rudo para pasarse a los Técnicos y triunfar, a lo mejor porque nadie quiere a los malos. Uno de sus diez hijos, también triunfó como luchador con el original sobrenombre de El Hijo de El Santo. Sus películas Santo contra el Cerebro del Mal y Santo contra los Hombres Infernales, se rodaron en Cuba,y su rodaje terminó un día antes de que Fidel Castro entrara en La Habana para perpetuar su barba en nombre de la revolución, inmolando al Che en el camino. Quién se lo iba a decir a Rodolfo, paladín de la justicia. La vida a veces teje historias imposibles para personajes absurdos, y triunfa.
Hay que joderse.
Actualmente me ha dado por buscar películas protagonizadas por el luchador mexicano EL Santo, autenticas obras cumbre del casposeo divertido, inocente e infantil que tanto me gusta. Una cosa ha llevado a la otra, y casi sin quererlo, me he visto inmerso en la biografía via internet de este personaje mítico, al que tanto debe la subcultura mundial y la lucha libre payasa que amenizaba mis tardes de domingo en Televisa.
Estas cosas dan que pensar. Ya sabéis. Aquella típica frase de que la realidad supera a la ficción se hace patente en historias como la de Rodolfo Guzmán Huerta, alias El Santo, padre de 10 hijos, intento de actor y superheroe mexicano.
La vida está llena de historias increibles y tremendas, de vidas que, como un episodio de los Simpson, empiezan por un derrotero, para acabar discurriendo por un camino inesperado. La vida es una pista de aterrizaje llena de ganado, en la que tienes que sortear cientos de obstáculos para intentar aterrizar en ese poblado que tanta ayuda necesita. La vida es un mundo lleno de gente ejemplar con historias apasionantes que nunca saldrá en los libros, que viven su silencio con la resignación que te da el anonimato, que se ocultan detrás de una máscara para convertirse en iconos del pop, para mentirse y huir de una existencia descabellada que ningún guionista imaginaría.
El Santo comenzó siendo Rudo para pasarse a los Técnicos y triunfar, a lo mejor porque nadie quiere a los malos. Uno de sus diez hijos, también triunfó como luchador con el original sobrenombre de El Hijo de El Santo. Sus películas Santo contra el Cerebro del Mal y Santo contra los Hombres Infernales, se rodaron en Cuba,y su rodaje terminó un día antes de que Fidel Castro entrara en La Habana para perpetuar su barba en nombre de la revolución, inmolando al Che en el camino. Quién se lo iba a decir a Rodolfo, paladín de la justicia. La vida a veces teje historias imposibles para personajes absurdos, y triunfa.
Hay que joderse.