martes, septiembre 19, 2006

Feeling like a stranger in the aardvark garage.

La realidad es sencilla cuando todo lo que pretendes es seguirla.
Nada de creer que eres algo parecido a un mesias, cuando lo que consigues es cegarte con las luces azules de las linternas de los chinos.
Sonreir es lo mínimo que puedes pedir y nunca pretendas ser quien no eres, porque pareces tan ridículo como un pastor alemán con tutú.
Piensa en las cosas oscuras que apestan, para apreciar todo lo que vale en la tierra, la misma que te obstinas en despreciar intoxicado de hormigón.
Hubo un tiempo en que garabatear era lo unico que nos mantenía respirando, pero despues los árboles se truncaron y con su grito nos abrigamos bajo los puentes de la gloria.
Tan fácil como inflar globos con forma de hipopótamo con la boca llena de los polvorones que me vendiste, tan dificil como abrir la boca para decir algo con sentido, algo más que aquella serie japonesa que me obligaste a ver cosido a tu espalda.
Mi habitación es un portal, un agujero, una fuente de madera sobre un puente de cuerdas, junto a aquellas montañas del Nepal hechas de cartón piedra que salían en aquella película de los cincuenta, en la que todos te besaban.
Es imposble decir te quiero sin tartamudear, ni pensar que estás muerto sin despertarte.
Me apasiona escribir cosas sin sentido, dejando que sean mis dedos los que tecleen, pensando en lo bonita que es esa canción de Radiohead que hace 5 años que no escuchas.
Si hiciera un listado, quemaría las paginas en un bidón, rodeado de pordioseros que predicen el futuro.
No puedo dibujar con las palabras lo que bulle en mi nuca.
La ideas.
El dolor.
La sonrisa.
A veces, cuando todo es perfecto, disimulo con maestría y digo lo que sentía antes, cuando mi mano estalló al encontrarse con la perfecta desilusión del rechazo, o solo porque a veces, la sangre es el camino perfecto hacia la lástima y la redención.