Mr Conan
6888 comics
15.550,45 €

John Buscema murió el 10 de enero de 2002.
Recuerdo ser un crío que rondaba por los quioscos de mi ciudad, buscando entre los gigantescos montones de revistas, de periódicos, de cromos y coleccionables, los casi imperceptibles rastros de las escasas publicaciones de esa extraña cosa llamada Forum. Esa editorial que editaba algo descerebrado y estúpido llamado tebeos de superhéroes. ¡Qué tiempos aquellos!. Por aquel entonces, la película de Conan el Bárbaro era algo vetado por mis mayores debido a su violencia y a sus tórridas escenas de sexo (!!!!!!!!!!!!), y todo lo que olía a este personaje tenía unas connotaciones secretas y prohibidas que me atraían como la luz a una polilla.
Recuerdo que un día de julio, aplastado por el peso de un calor irreal y justo al volver de una sesión infernal de aguadillas en las piscinas municipales, encontré algo me deslumbro en el centro de una montaña de semanarios deportivos. Yo tenía 12 años y aquel cómic anunciaba muerte y seres extraños en la portada. Y a ella. Muerta en los brazos de su amante. Desfigurada por la codicia. Belit. Yo tenía 12 años y ella era una diablesa de pelo negro azabache que respiraba sensualidad y aventuras. Yo tenía 12 años, y al enamorarme perdidamente de ella, comprendí que odiaba a Conan sobre todas la cosas. Ya ves tú. Odiaba a aquel Conan perfecto. Al Conan felino y salvaje de John Buscema.
John Buscema murió hace más de tres años, y mucha gente ignora quién fué, lo que hizo, lo que significó. Su muerte pasó desapercibida en los diarios. Ningún medio importante reseñó su muerte. Solo unos pocos aficionados recordamos con nostalgia al maestro. Mi infancia, mi juventud y mi adolescencia acabaron marcadas por el deseo secreto y nunca confesado que sentía por las mujeres que el dibujaba, la fascinación entrañable que me producían sus monstruos, por la admiración hacia aquel bárbaro indomable e invencible que destilaba a la vez fuerza y veloz agilidad, en un ejercicio de equilibrio y técnica propios de este maestro de la ilustración
John Buscema murió hace más de tres años, y poca gente se acuerda de él. De su participación fundamental en este denostado arte, de su genialidad desatada, de su prolífica obra. Aquellos episodios de Estela Plateada, de los Cuatro Fantásticos, de Thor, de los Vengadores, de Namor. Aquellas ilustraciones inmortales de Conan, de Belit, de Sonja, de aquel Tarzan pelirrojo, del león oscuro, de ciudades y sacerdotes, de engendros de eras pasadas, de espadas y salvajes antropófagos. Y es que el Conan dibujado por Buscema es El Conan. Sin Duda.
Quien piense lo contrario es que carece de memoria.
15.550,45 €

John Buscema murió el 10 de enero de 2002.
Recuerdo ser un crío que rondaba por los quioscos de mi ciudad, buscando entre los gigantescos montones de revistas, de periódicos, de cromos y coleccionables, los casi imperceptibles rastros de las escasas publicaciones de esa extraña cosa llamada Forum. Esa editorial que editaba algo descerebrado y estúpido llamado tebeos de superhéroes. ¡Qué tiempos aquellos!. Por aquel entonces, la película de Conan el Bárbaro era algo vetado por mis mayores debido a su violencia y a sus tórridas escenas de sexo (!!!!!!!!!!!!), y todo lo que olía a este personaje tenía unas connotaciones secretas y prohibidas que me atraían como la luz a una polilla.
Recuerdo que un día de julio, aplastado por el peso de un calor irreal y justo al volver de una sesión infernal de aguadillas en las piscinas municipales, encontré algo me deslumbro en el centro de una montaña de semanarios deportivos. Yo tenía 12 años y aquel cómic anunciaba muerte y seres extraños en la portada. Y a ella. Muerta en los brazos de su amante. Desfigurada por la codicia. Belit. Yo tenía 12 años y ella era una diablesa de pelo negro azabache que respiraba sensualidad y aventuras. Yo tenía 12 años, y al enamorarme perdidamente de ella, comprendí que odiaba a Conan sobre todas la cosas. Ya ves tú. Odiaba a aquel Conan perfecto. Al Conan felino y salvaje de John Buscema.
John Buscema murió hace más de tres años, y mucha gente ignora quién fué, lo que hizo, lo que significó. Su muerte pasó desapercibida en los diarios. Ningún medio importante reseñó su muerte. Solo unos pocos aficionados recordamos con nostalgia al maestro. Mi infancia, mi juventud y mi adolescencia acabaron marcadas por el deseo secreto y nunca confesado que sentía por las mujeres que el dibujaba, la fascinación entrañable que me producían sus monstruos, por la admiración hacia aquel bárbaro indomable e invencible que destilaba a la vez fuerza y veloz agilidad, en un ejercicio de equilibrio y técnica propios de este maestro de la ilustración
John Buscema murió hace más de tres años, y poca gente se acuerda de él. De su participación fundamental en este denostado arte, de su genialidad desatada, de su prolífica obra. Aquellos episodios de Estela Plateada, de los Cuatro Fantásticos, de Thor, de los Vengadores, de Namor. Aquellas ilustraciones inmortales de Conan, de Belit, de Sonja, de aquel Tarzan pelirrojo, del león oscuro, de ciudades y sacerdotes, de engendros de eras pasadas, de espadas y salvajes antropófagos. Y es que el Conan dibujado por Buscema es El Conan. Sin Duda.
Quien piense lo contrario es que carece de memoria.